Publicado originalmente para Vagón293
Elijah Snow, un hombre extraño con lagunas en su memoria más reciente, es invitado por la atractiva Jakita Wagner para formar parte del equipo de campo de Planetary, una organización ultrasecreta cuyo cometido es investigar, ocultar y catalogar todo aquello (personas, acontecimientos, lugares…) que escapa de lo que entendemos como normal en pos de salvaguardar el equilibrio del mundo que conocemos. Así da comienzo la historia de Planetary, el grupo que vela por que los grandes misterios del mundo jamás vean la luz. Los encargados de que eso no suceda son sus mejores hombres: Snow y Wagner estarán acompañados por de The Drummer (un hombre que se alimenta de información, capaz de comunicarse con las máquinas) para desentrañar los misterios del planeta. Son, por tanto, los arqueólogos de lo desconocido. Y todo ello financiado por el misterioso y enigmático Cuarto Hombre, cuya identidad se mantiene oculta.
“Es un mundo extraño. Dejémoslo así”
La obra que Warren Ellis y John Cassaday parieron hace más de una década sufrió varios altibajos en su ritmo de publicación, pero, tras 9 años, la serie culminó con su 27ª entrega en 2008. Para los que descubrimos Planetary en un tomo único el sabor fue de lo más agradable, pero debió ser un suplicio para aquellos que siguieron la historia a través de sus números de grapa: las entregas comenzaron de forma mensual en 1999, pero desde el capítulo 26 al último episodio de la saga transcurrieron dos años. Fue un proyecto que terminó de forma casi artesanal, con un mimo por parte de sus autores que le da un salto de calidad diferente a otras obras. Los diálogos y la narración se equilibran perfectamente: prima lo ágil, lo sarcástico y lo irónico, pero cuando el ritmo se ralentiza lo hace de forma magistral.
La obra que Warren Ellis y John Cassaday parieron hace más de una década sufrió varios altibajos en su ritmo de publicación, pero, tras 9 años, la serie culminó con su 27ª entrega en 2008. Para los que descubrimos Planetary en un tomo único el sabor fue de lo más agradable, pero debió ser un suplicio para aquellos que siguieron la historia a través de sus números de grapa: las entregas comenzaron de forma mensual en 1999, pero desde el capítulo 26 al último episodio de la saga transcurrieron dos años. Fue un proyecto que terminó de forma casi artesanal, con un mimo por parte de sus autores que le da un salto de calidad diferente a otras obras. Los diálogos y la narración se equilibran perfectamente: prima lo ágil, lo sarcástico y lo irónico, pero cuando el ritmo se ralentiza lo hace de forma magistral.
Hablar de Planetary supone hacerlo de una de las mejores obras del arte cómic, por muchos motivos. La edición Absolute (esto es, una recopilación de los 27 tomos en un único libro) merece guardarse no sólo como una historia genial en comic-book, sino también como un compendio de iconos culturales de todo el siglo XX, que se integran en la historia de forma perfecta. El lector se ve sorprendido por personajes, lugares o secuencias familiares en muchos sentidos. No sería de recibo escribir una reseña de Planetary sin nombrar algunos de los iconos culturales que Ellis y Cassaday incorporan a su historia. Por citar algunos: Tarzán, Sherlock Holmes, James Bond, Matrix, Julio Verne, Doc Savage, Drácula, Linterna Verde, Lovecraft, monstruos de películas de Serie B, Godzilla y otros monstruos Kaiju, Expediente-X, La Liga de la Justicia, Indiana Jones… En todos los capítulos el lector encuentra un homenaje a grandes obras de la ficción del mundo moderno. El gran acierto de Ellis estriba en la forma en la que selecciona estos homenajes y los distribuye por toda su obra. Es toda una genialidad el modo de incluirlos en la historia sin que se vea afectada: en ningún momento estas referencias sobran ni suponen una saturación para el lector, que tras una primera lectura se verá obligado a aceptar el reto de releer la novela gráfica para intentar descifrar todas las referencias. Cine, literatura y cómics se dan la mano en la obra de Ellis.
Como los buenos arroces: se disfruta más el segundo plato
Más allá de las historias autoconclusivas que se presentan en cada capítulo, poco a poco se traza una línea argumental que constituye el verdadero argumento de Planetary. Arreglar las lagunas en la mente de Elijah Snow, los interrogantes que entraña el misterioso Cuarto Hombre y las continuas fechorías del grupo de Los Cuatro son las constantes habituales de toda la saga. Los Cuatro, un claro homenaje a los 4 Fantásticos, ocupan aquí el papel de villanos. La némesis del equipo de Planetary se encargará de especular y jugar con la ciencia oculta y la tecnología con propósitos nada halagüeños; por ello, es aquí donde Snow, Jakita Wagner y The Drummer tendrán que imponerse al cuarteto del mal. Nuestro trío protagonista se verá comandado por Elijah Snow para desentrañar los diferentes misterios iniciales y encajar las piezas de un puzle para llega hasta los temidos Cuatro, descubrir quién es el Cuarto Hombre y saber algo más del pasado de Snow.
Más allá de las historias autoconclusivas que se presentan en cada capítulo, poco a poco se traza una línea argumental que constituye el verdadero argumento de Planetary. Arreglar las lagunas en la mente de Elijah Snow, los interrogantes que entraña el misterioso Cuarto Hombre y las continuas fechorías del grupo de Los Cuatro son las constantes habituales de toda la saga. Los Cuatro, un claro homenaje a los 4 Fantásticos, ocupan aquí el papel de villanos. La némesis del equipo de Planetary se encargará de especular y jugar con la ciencia oculta y la tecnología con propósitos nada halagüeños; por ello, es aquí donde Snow, Jakita Wagner y The Drummer tendrán que imponerse al cuarteto del mal. Nuestro trío protagonista se verá comandado por Elijah Snow para desentrañar los diferentes misterios iniciales y encajar las piezas de un puzle para llega hasta los temidos Cuatro, descubrir quién es el Cuarto Hombre y saber algo más del pasado de Snow.
Además, hay dos conceptos que aparecen en otras colecciones del sello Vertigo, comoThe Authority o StormWatch, que deben tenerse en cuenta. El primero de ellos es la Sangría, el nombre que recibe el canal por el que fluyen los distintos universos de todo lo conocido (en concreto, 196.833 dimensiones). Los colores de Depuy se encargan de darle vida a esta conjunción de universos, que adopta una forma similar a la de un copo de nieve de gran tamaño. A través de la Sangría los protagonistas pueden saltar a mundos paralelos, alterados parcial o totalmente, que entrarán a menudo en contacto con el nuestro.
Luego están los llamados ‘Bebés del Siglo’. Elijah Snow está considerado uno de ellos, una condición que adquiere después de nacer el primer día del año 1900, desarrollando habilidades y poderes fuera de lo común (el principal detalle que observamos es que Snow roza la centuria y se muestra como uno de los hombres más fuertes de la Tierra). Jenny Sparks, de The Authority, también se menciona en Planetary como otro Bebé del Siglo. Es, por así decirlo, la autopista que conduce a otros mundos, aunque no toma parte en el argumento.
En la diversidad también está la magia. Las cubiertas de cada capítulo merecerían un reportaje por sí mismas. No hay dos portadas iguales en estilo ni temática: son continuos homenajes a carteles de películas, cómics, cubiertas de novelas pulp… La apariencia exterior concuerda con su interior, pues en Planetary tienen cabida todos los géneros: desde la ciencia-ficción hasta las historias de agentes secretos, pasando por aventuras en la jungla o historias de dioses arcaicos. El popurrí de estilos, géneros y personajes aporta una variedad riquísima en todos los aspectos, que hacen cada capítulo diferente del anterior, y todo bajo un marco común que culmina tras 27 entregas.
Quizás algunos lectores se sientan abrumados y desconcertados hasta la mitad de la historia. Nada parece tener conexión aparente y una sucesión de eventos pueden hacer desistir a más de uno. Pero es a partir de la docena de capítulos cuando el lector comienza a unir piezas y completar el rompecabezas. Es entonces cuando se empieza a asimilar la magnitud de la obra de Ellis, que te obliga a volver atrás, releer y estudiar cómo unas piezas sin relación aparente parecen encajarse ahora.
Planetary no es solo una obra de arte en cómic. Para algunos, se trata de una gran historia con la excusa de repasar a los grandes iconos de la cultura de la ficción; para otros, el objetivo es repasar los grandes iconos de la cultura de la ficción bajo la excusa de una gran historia. En cualquier caso, una obra maestra, imperdible y por qué no, de lo más extraña. “Dejémoslo así”.
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